En un devastador acto de violencia, al menos 500 personas han perdido la vida tras el bombardeo de un hospital en Gaza, según informan fuentes palestinas. Se señala a Israel como el supuesto autor del ataque al hospital Ahli Arab, administrado por la Iglesia Anglicana en el norte de Gaza. Sin embargo, Israel sostiene que el grupo militante palestino Jihad Islámica es el responsable, alegando que el impacto fue el resultado de un cohete palestino desviado que tenía como objetivo Israel.
El Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechaza cualquier participación militar israelí y responsabiliza a "terroristas bárbaros" en Gaza por el ataque al hospital. En respuesta al suceso, el Presidente palestino Mahmoud Abbas ha declarado tres días de luto y ha cancelado un encuentro previsto con el Presidente estadounidense Joe Biden.
Hamas, por su parte, ha condenado el ataque como un "crimen de genocidio" y ha culpado a Israel. La organización pide una intervención "inmediata" de la comunidad internacional y de los países árabes e islámicos. La indignación global ha sido inmediata, con condenas de Turquía, Irán, Jordania, Catar y la Organización Mundial de la Salud.
El Arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ha lamentado el asalto como una "horrenda y devastadora pérdida de vidas inocentes" y ha instado a la protección de los civiles en este conflicto. Cabe recordar que este mismo hospital ya fue alcanzado por fuego israelí el 14 de octubre, hiriendo a cuatro miembros del personal.
El ministro de Hacienda del Reino Unido, Andrew Griffith, ha enfatizado la necesidad de proteger la vida civil y ha subrayado la importancia de respetar el derecho internacional. Mientras tanto, el centro de cáncer del hospital fue severamente afectado, según fuentes estadounidenses que también colaboran financieramente con el hospital.
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