La Cumbre Global 2023 en un país rico en petróleo destaca las profundas disparidades en la responsabilidad y el impacto del cambio climático. Mientras el mundo enfrenta una crisis ambiental sin precedentes, la distribución de la contaminación es extremadamente desigual. Las naciones más acaudaladas, responsables del 50% de las emisiones globales de CO2, contrastan fuertemente con las regiones más pobres, que apenas generan el 8% de estas emisiones.
Esta disparidad se refleja también en la distribución de la contaminación entre diferentes países. La identificación del país más contaminante varía según los indicadores utilizados. Por un lado, las naciones con larga historia industrial, como Estados Unidos y varios países europeos, han acumulado una gran cantidad de emisiones a lo largo del tiempo. Por otro lado, países con grandes poblaciones y recursos limitados presentan un escenario diferente.
En 2021, China encabezaba la lista de emisiones anuales, seguida por Estados Unidos, India y Rusia. Históricamente, Estados Unidos ha sido el mayor emisor de CO2, seguido de cerca por Europa. En contraste, naciones como Irán, Arabia Saudí e India, aunque figuran actualmente entre los principales emisores, no tienen un impacto histórico significativo.
Sin embargo, si nos enfocamos en las emisiones per cápita, el panorama cambia drásticamente. Los países del golfo Pérsico, con pequeñas poblaciones pero altos niveles de emisiones ligadas al sector petrolero, encabezan la lista. Esto evidencia la complejidad de analizar la contaminación global, especialmente en eventos como la Cumbre Global 2023, donde los líderes mundiales buscan abordar la crisis climática y evaluar el progreso desde el Acuerdo de París.
El debate sobre cómo equilibrar el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental es central en esta discusión. Mientras algunos países en desarrollo abogan por el derecho a crecer económicamente, otros enfatizan la necesidad de un desarrollo sostenible. Las propuestas como los Créditos de Carbono, discutidos en la cumbre, generan opiniones divididas sobre su efectividad y justicia.
La desigualdad en el impacto del cambio climático es otro aspecto crítico. Las regiones más afectadas, como el África subsahariana, son las que menos contribuyen a las emisiones causantes del calentamiento global. Esto destaca la importancia de abordar la justicia climática, buscando solucionar la triple desigualdad en responsabilidad, consecuencias y recursos para la adaptación y mitigación de la crisis climática.
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