“Es un sueño roto”. Así de contundente y triste estaba Pablo Soto, uno de los mejores concejales de Manuela Carmena. Madrid era la pieza clave para confirmar el giro a la izquierda, pero la derecha “ha pasao” de nuevo, como cantó el chotis de Celia Gámez contra el grito de Pasionaria. Esta vez no se ha perdido la guerra frente al fascio. Ha sido la fragmentación de la izquierda, el cainismo histórico, quien se ha llevado por delante a Manuela Carmena. Los 40.000 votos de su ex concejal y líder de Madrid En Pie, Carlos Sánchez Mato, amenazan con ser un recuerdo tan desastroso como el de los dos tránsfugas del PSOE para Rafael Simancas.
La jueza ha ganado las elecciones, con 500.000 votos, pero esto no basta para sumar al bloque de izquierdas. Carmena ha asegurado que “no culpo a nadie, ni se me ocurre” refiriéndose a su ex concejal de Hacienda, “estaban en su derecho y ellos también valorarán”. Solo ha admitido un “supongo” que algo habrán tenido que ver en la pérdida de Madrid.
Ha dicho adiós a la alcaldía
Acompañada de su equipo, con una Marta Higueras de ojos enrojecidos, un Iñigo Errejón más pálido de lo habitual y una Rita Maestre igualmente en shock, Carmena ha dicho adiós a la alcaldía entre aplausos de los suyos y de la prensa. Excepto los días que le quedan en funciones, no ha aclarado si permanecerá en la oposición, pero es más que dudoso.
Ha sido un paréntesis de cuatro años que pasará a la historia como un sueño para la izquierda, y algunos de sus colaboradores no salían de su asombro. “Soy incapaz de valorar lo que ha pasado, ni de que va a pasar en el futuro. Tanto trabajo, estoy aún en shock”, reconocía uno de ellos, sin querer hacer sangre contra Madrid en Pie y los de Pablo Iglesias, pero con los ojos húmedos.
Harán falta días para digerir lo que ha pasado
Carlos Sanchez Mato, y su Madrid en Pie no ha llegado al 5% para entrar en la capital, pero sí han bastado para ayudar a la salida de Carmena del Ayuntamiento de la capital. La irritación sorda se mezclaba con la decepción y el fantasma del triste destino de la izquierda, el cainismo, que se ha llevado por delante el optimismo de las fuerzas progresistas de hace un mes en la elecciones generales. La tristeza era el sentimiento general en la sede de Más Madrid. Harán falta muchos días, semanas, para digerir lo que ha pasado en Madrid.
Cargar las tintas sobre la responsabilidad de Ahora Podemos será la primera reacción, la inmediata. ¿Explicará algo Iglesias de por qué en la última semana dio su apoyo a Sánchez Mato y Madrid en Pie? Va a ser difícil explicar a los votantes que las luchas de la izquierda han vuelto a llevar al desastre. “Hubo una vez en la que Iglesias tuvo la culpa de que no hubiera un Gobierno de izquierdas con Pedro Sánchez, en el 2015, y en 2019, su responsabilidad en la perdida de la capital es evidente” explicaba un compañero de Pablo Iglesias hasta hace unos meses. Pero no basta. Hay voces que también apuntan a la gestión de Más Madrid, a las deficiencias de la gestión en los barrios tradicionales de la izquierda.
Las cosas no pintaban bien
Ya desde primera hora de la tarde las cosas no pintaban bien. No había valeriana suficiente para calmar los nervios y la tensión de los concejales y candidatos de Mas Madrid que han pasado la tarde y parte de la noche en Alcalá 182, el Espacio Harley, cerca de la Plaza de Toros de Las Ventas. La caída de participación en los distritos del Sur auguraba malos presagios. Datos de distritos como Vallecas o Usera han confirmado que las alarmas que habían saltado hacía mediodía, no iban desencaminadas. Ni uno de los concejales de Manuela Carmena que han ido llegado ha mostrado la más mínima euforia; tampoco los compañeros de Íñigo Errejón en la lista a la Comunidad de Madrid estaban contentos.
Entre vasos de cartón con cocido, sandwiches de foiegras, alguna cerveza y bastante café, las largas horas del recuento se han soportado como se ha podido. “Nuestra campaña ha sido buena, estamos seguros. Lo hemos visto día a día. Incluso hemos logrado seguramente la transversalidad, con votos de otros partidos. Pero no podíamos tirar nosotros solos. Al PSOE le han faltado ganas, como les pasó en Andalucía. Se han confiado” se quejaba un miembros del equipo de Carmena y Errejón.
“El sur también existe”
“El sur también existe” cantaba Serrat en versos de Mario Benedetti, pero ese sur de los barrios de la capital, más pobre que el norte, ese que marca la línea brutal entre ricos y pobres en Madrid (y en su Comunidad) no han respaldado suficiente a la jueza Carmena, que hace cuatro años arrancó la alcaldía de Madrid al Partido Popular.
Ni la sanidad, ni la educación, ni el feminismo, ni la libertad han bastado a los vecinos de esos barrios, hartos quizá de tantas votaciones; hartos también de que la recuperación es ahí donde más tarda en llegar, gobiernen unos u otros.
Hay datos que surgen cada día y resbalan, pero ahí están: El 46% de los hogares de la capital no llega a final de mes; el 17% de la población etá en riesgo de pobreza y el 8% no puede calentar su hogar. La diferencia de esperanza de vida entre Vicálvaro y Chamartín es de más de dos años. ¿Justifica esto la derrota de Carmena, que por cierto ha ganado, pero no ha sumado?
No solamente es el sueño roto en la capital
Pero no solamente es el sueño roto en la capital. Es que la ensoñación de la Comunidad de Madrid para la izquierda progresista también se ha ido por el desagüe, sin más. ¿Pedirá alguna explicación Pedro Sánchez a Pablo Iglesias por las derrotas de sus preferidos en la Comunidad y el Ayuntamiento? Difícil, le necesita para gobernar en otros sitios del país y durante los próximos cuatro años.
Pasada la una de la madrugada, Iñigo Errejón ha bajado con un un soplo de esperanza al espacio Más Madrid. “Nos hemos quedado a un escaño de gobernar el bloque de izquierdas en la Comunidad de Madrid. Hace un mes nos sacaban diez puntos. Ha nacido una izquierda diferente”. El candidato de Más Madrid ha arrasado entre aplausos de los suyos y alguna lágrima. “Estamos orgullosos de la campaña que hemos hecho, de la irrupción que Mas Madrid ha tenido. Debo recordar que Manuela Carmena ha ganado en Madrid y es una lección de vida que nos va a acompañar siempre” declaraba Errejón, y parecía a punto de añadir pero yo estoy aquí, vivito y coleando. Peguntado sobre Podemos y el papel que la fuerza de Pablo Iglesias ha tenido en la derrota de la izquierda, ha añadido: “Podemos tendrá que hacer un análisis de los resultados y espero que no echen balones fuera”.
“Nos hemos echado la campaña al hombro”
La noche es lo suficientemente seria y triste como para lanzarse, pese a su prudencia habitual. “Nos hemos echado la campaña al hombro, podíamos haberlo hecho mejor. Quizá, pero hasta que Mas Madrid no entró en la campaña no se pensó siquiera que el bloque de izquierdas pudiera gobernar... En el ayuntamiento todos sabíamos lo que estaba en juego, pero para que Carmena repitiera había que apostar por Carmena” ha rematado, en clara alusión a la no apuesta que Pablo Iglesias hizo por la jueza.
Manuela Carmena y Ángel Gabilondo —incluso el mucho más joven Iñigo Errejón— no eran políticos al uso; su profesión no era la política. Eran una jueza y un metafísico dispuestos al servicio público. Además, tienen un plus de personalidad propia, pesos pesados de esos que ya no se encuentran en la política. Es inevitable comparar a la Carmena que se va con ese joven, el menos conocido de los candidatos a la capital junto con Sánchez Mato, José Luis Martínez-Almeida.
Sí. En algún sitio de la capital suena aquél horror de la cantante más castiza de Madrid. “Ya hemos pasao”, cantaba Celia Gámez. “Era en el aquel Madrid de hace dos años” comenzaba. Solo han pasado cuatro, un soplo que puede llevarse por delante a la siempre “Madrid progresista y abierta” que deseaba Carmena. Adiós Manuela. Hasta siempre.
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