Después de mucho pensárselo, Facebook ha decidido que en este 2020 seguirá dejando mentir a los políticos. ¿No sabías que les dejaba? Pues sí: Facebook exige a un fabricante de planchas que no te mienta en sus anuncios; Facebook sanciona a tu vecino si comparte bulos sin parar; pero si eres un político, un expolítico, un partido, un lobby... entonces, puedes mentir como un bellaco sin consecuencias. La compañía de Zuckerberg tiene verificadores independientes, pero no pueden actuar si el contenido lo produce un político. Facebook exige más nivel ético a un particular o a una empresa que a un cargo público. ¿No te lo crees? Compruébalo aquí.
Esta carta blanca de Facebook a los políticos puede cambiar para siempre la naturaleza de las elecciones, porque mentir sale rentable. Según el estudio de una organización británica de fact checking, el 88% de los anuncios en Facebook de los conservadores de Boris Johnson en cuatro días clave de la campaña fueron, al menos, engañosos. Presumían de haber presupuestado 60 nuevos hospitales, cuando solo iban a reformar 6. Prometían 50.000 enfermeras más en la sanidad pública, pero una de cada tres eran renovaciones de las que ya estaban trabajando. Hablamos de bulos que ya habían sido desmentidos por la misma organización británica que ayuda a Facebook a identificar mentiras, pero al ser el Partido Conservador el que mentía, la red social no hacía nada por evitar su difusión.
Y el problema, muchas veces, está en la difusión. Facebook permite a sus anunciantes microsegmentar sus anuncios para que los vean grupos de usuarios muy pequeños. Si a eso le unimos que a los políticos les permite mentir, se pueden montar campañas de desinformación sin que las vea demasiada gente ajena al grupo, lo que a su vez impide que esas mentiras lleguen a ojos de los medios de comunicación, que podrían desmentirlas y avergonzar a sus autores. Es ese tipo de propaganda la que ha llevado a Google, por ejemplo, a limitar de forma radical las posibilidades de segmentación en sus anuncios políticos mientras que Twitter y Spotify han acabado con la publicidad política en sus redes. Facebook y su filial Instagram han decidido no hacer nada.
Facebook no se atreve con la derecha
¿Por qué Facebook te deja mentir si eres político? La explicación oficial es que les preocupa mucho la libertad de expresión y, en palabras de su fundador: "no está bien que una compañía privada censure a los políticos". Hay quien señala que Facebook no quiere perder su parte de los más de mil millones de euros que se gastarán este año en publicidad política digital solo en EEUU, pero la compañía responde con cierta razón que los anuncios políticos apenas representan el 0,5% de su beneficio. La razón más probable es diferente.
Para Facebook, acabar con las mentiras supone silenciar muchas opiniones muy populares y ofender a mucha gente. El ejemplo más claro es el calentamiento global: existe una absoluta certeza científica del papel del hombre en este fenómeno, sin embargo entre los conservadores estadounidenses es casi universal el negacionismo. ¿Puede Facebook censurar unas declaraciones de Trump en ese sentido o acompañarlas de una advertencia que diga 'ojo, esto es falso'? Muchos conservadores estadounidenses ya se sienten ahora mismo perseguidos y denuncian que las redes sociales "dominadas por izquierdistas" marginan sus opiniones. Facebook tiene 221 millones de usuarios en EEUU, es decir, 83 millones más de los que votaron en las últimas elecciones presidenciales. ¿A cuántos de ellos se puede permitir ofender? ¿Y está dispuesta a llamar mentirosos a los mismos congresistas que tiene en su mano posibles investigaciones antimonopolio contra la compañía?
Facebook dice que, ante la falta de leyes que le digan cómo actuar, se está autorregulando lo mejor que puede. En EEUU hay un proyecto de ley en marcha a este efecto, pero los republicanos lo tienen convenientemente congelado en el Senado, donde tienen mayoría. Mientras tanto, la campaña de Trump está promocionando en la red social vídeos llenos de acusaciones contra sus rivales políticos que han sido declaradas "falsas" por los mismos verificadores que usa Facebook para moderar el resto de su contenido. Y así seguirá siendo durante este año 2020, en el que EEUU vivirá unas elecciones decisivas.
En las últimas elecciones presidenciales, la campaña de Trump se gastó 25 millones de euros en anuncios en Facebook, tan segmentados que algunos estaban diseñados para llegar a "un grupo de 15 personas" en una zona concreta de Florida. La frase es de Brad Parscale, el jefe de campaña del presidente, que hace apenas dos meses estaba llamando a los seguidores de Trump a presionar a Facebook ante la posibilidad de que la compañía le quitara la 'carta blanca' a las campañas políticas. Ahora que Facebook ha decidido dejar todo igual, la campaña se felicita y dice que así "anima a más estadounidenses a participar en el proceso".
Esta carta blanca de Facebook a los políticos puede cambiar para siempre la naturaleza de las elecciones, porque mentir sale rentable. Según el estudio de una organización británica de fact checking, el 88% de los anuncios en Facebook de los conservadores de Boris Johnson en cuatro días clave de la campaña fueron, al menos, engañosos. Presumían de haber presupuestado 60 nuevos hospitales, cuando solo iban a reformar 6. Prometían 50.000 enfermeras más en la sanidad pública, pero una de cada tres eran renovaciones de las que ya estaban trabajando. Hablamos de bulos que ya habían sido desmentidos por la misma organización británica que ayuda a Facebook a identificar mentiras, pero al ser el Partido Conservador el que mentía, la red social no hacía nada por evitar su difusión.
Y el problema, muchas veces, está en la difusión. Facebook permite a sus anunciantes microsegmentar sus anuncios para que los vean grupos de usuarios muy pequeños. Si a eso le unimos que a los políticos les permite mentir, se pueden montar campañas de desinformación sin que las vea demasiada gente ajena al grupo, lo que a su vez impide que esas mentiras lleguen a ojos de los medios de comunicación, que podrían desmentirlas y avergonzar a sus autores. Es ese tipo de propaganda la que ha llevado a Google, por ejemplo, a limitar de forma radical las posibilidades de segmentación en sus anuncios políticos mientras que Twitter y Spotify han acabado con la publicidad política en sus redes. Facebook y su filial Instagram han decidido no hacer nada.
Facebook no se atreve con la derecha
¿Por qué Facebook te deja mentir si eres político? La explicación oficial es que les preocupa mucho la libertad de expresión y, en palabras de su fundador: "no está bien que una compañía privada censure a los políticos". Hay quien señala que Facebook no quiere perder su parte de los más de mil millones de euros que se gastarán este año en publicidad política digital solo en EEUU, pero la compañía responde con cierta razón que los anuncios políticos apenas representan el 0,5% de su beneficio. La razón más probable es diferente.
Para Facebook, acabar con las mentiras supone silenciar muchas opiniones muy populares y ofender a mucha gente. El ejemplo más claro es el calentamiento global: existe una absoluta certeza científica del papel del hombre en este fenómeno, sin embargo entre los conservadores estadounidenses es casi universal el negacionismo. ¿Puede Facebook censurar unas declaraciones de Trump en ese sentido o acompañarlas de una advertencia que diga 'ojo, esto es falso'? Muchos conservadores estadounidenses ya se sienten ahora mismo perseguidos y denuncian que las redes sociales "dominadas por izquierdistas" marginan sus opiniones. Facebook tiene 221 millones de usuarios en EEUU, es decir, 83 millones más de los que votaron en las últimas elecciones presidenciales. ¿A cuántos de ellos se puede permitir ofender? ¿Y está dispuesta a llamar mentirosos a los mismos congresistas que tiene en su mano posibles investigaciones antimonopolio contra la compañía?
Facebook dice que, ante la falta de leyes que le digan cómo actuar, se está autorregulando lo mejor que puede. En EEUU hay un proyecto de ley en marcha a este efecto, pero los republicanos lo tienen convenientemente congelado en el Senado, donde tienen mayoría. Mientras tanto, la campaña de Trump está promocionando en la red social vídeos llenos de acusaciones contra sus rivales políticos que han sido declaradas "falsas" por los mismos verificadores que usa Facebook para moderar el resto de su contenido. Y así seguirá siendo durante este año 2020, en el que EEUU vivirá unas elecciones decisivas.
En las últimas elecciones presidenciales, la campaña de Trump se gastó 25 millones de euros en anuncios en Facebook, tan segmentados que algunos estaban diseñados para llegar a "un grupo de 15 personas" en una zona concreta de Florida. La frase es de Brad Parscale, el jefe de campaña del presidente, que hace apenas dos meses estaba llamando a los seguidores de Trump a presionar a Facebook ante la posibilidad de que la compañía le quitara la 'carta blanca' a las campañas políticas. Ahora que Facebook ha decidido dejar todo igual, la campaña se felicita y dice que así "anima a más estadounidenses a participar en el proceso".
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