Escalada de Temperaturas Marinas: Las inclemencias climáticas se agudizan
La creciente frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor marinas, cada vez más evidentes, delinean una realidad alarmante que está lejos de ser una consecuencia natural del clima. Expertos en la materia subrayan que alrededor del 80% de estos fenómenos climáticos son producto directo de la actividad humana, responsable de la aceleración del cambio climático.
Las proyecciones actuales predicen un incremento en las temperaturas globales entre los 2.4 y 3.5 °C (en relación a los niveles preindustriales) para finales del siglo XXI, sobrepasando notablemente la meta de 1.5 °C establecida en la COP21 de París en 2015. Este escenario sugeriría un incremento sin precedentes en la frecuencia y severidad de las olas de calor en los océanos.
Calentamiento Oceánico a Escala Global
Las huellas del calentamiento global inducido por la actividad humana son perceptibles alrededor del mundo. Ejemplos de ello son las olas de calor terrestres, como la que asoló la Península Ibérica y gran parte de Europa en 2015, durando cerca de un mes. Sin embargo, la problemática se extiende más allá de la tierra firme, afectando también nuestros océanos.
Eventos como el de 2014/15, en el que una gran extensión de agua caliente desplazándose desde el noreste del Océano Pacífico hacia las costas de California resultó en la muerte de miles de nutrias y leones marinos y la interrupción de actividades pesqueras, son testimonio de este fenómeno.
Además, sucesos globales de gran impacto, como el fenómeno de El Niño entre 2015 y 2016 que devastó extensas áreas de arrecifes de coral alrededor del mundo, parecen estar a punto de repetirse.
Nuestra Responsabilidad
El cambio climático está exacerbando las olas de calor en los océanos, afectando drásticamente a los ecosistemas marinos en términos de frecuencia e intensidad. Los científicos temen que este incremento en las temperaturas marinas pueda desequilibrar las cadenas alimenticias marinas, forzando a la biota oceánica a soportar condiciones potencialmente letales.
Resulta inquietante que continuemos ignorando nuestra relación y dependencia de la naturaleza, viviendo de manera que impacta de forma negativa nuestro entorno. Somos responsables no solo del calentamiento global que afecta los océanos, sino también de los altos niveles de contaminación por plásticos, tóxicos, petróleo, materiales radiactivos, entre otros. Si nuestra meta fuera devastar nuestros océanos, podríamos decir que estamos logrando un "éxito" desastroso. Sin embargo, es evidente que debemos aprender a ser mejores habitantes de nuestro planeta, pues la escalada de temperaturas marinas es una realidad cada vez más amenazante.
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