El plan de enlazar Europa y África a través de un vínculo submarino, concretamente en el Estrecho de Gibraltar, parece estar atrapado en un constante ciclo de aparición y desaparición. A pesar de un renovado interés por parte de los gobiernos de España y Marruecos hace tan solo cuatro meses, este ambicioso proyecto, plagado de desafíos técnicos y financieros, aún no ha logrado convertirse en realidad.
El proyecto tiene sus raíces en el siglo XIX, cuando Francia contempló la idea de un enlace intercontinental en el Estrecho de Gibraltar, inspirada por el éxito del Canal de Suez. Sin embargo, no fue hasta 1979 cuando Marruecos y España firmaron una declaración conjunta de intenciones, que dio lugar a la creación de dos empresas públicas, SNED en Marruecos y Secegsa en España, destinadas a llevar a cabo el proyecto.
En los últimos 43 años, estos organismos han realizado un trabajo discontinuo y centrado en el estudio del complicado entorno del Estrecho, los avances tecnológicos, el flujo de mercancías y la viabilidad financiera de este colosal desafío. A pesar de numerosos encuentros internacionales y comités mixtos hispano-marroquíes, y 48 campañas de prospección que han destacado la complejidad geológica e hidráulica del área, el proyecto sigue sin avanzar.
Las auditorías realizadas por el Tribunal de Cuentas han señalado la "estancación" de las actividades principales de las empresas estatales, a pesar de recibir subvenciones anuales significativas. Los costes operativos y de personal han sido elevados, y ha habido un incremento en la preocupación sobre la falta de progreso en el diseño y ejecución del proyecto.
A pesar de estos obstáculos, los expertos creen que la construcción de un túnel submarino es la solución más viable. El presidente de Secegsa, José Luis Goberna, sostiene que los avances tecnológicos pueden acelerar el proceso y ayudar a superar los desafíos técnicos que enfrenta este proyecto sin precedentes.
La ubicación más probable para el túnel sería en el Umbral del Camarinal, la parte menos profunda del Estrecho de Gibraltar. Goberna cree que el crecimiento económico de la región y la prosperidad de los puertos de Tánger Med y Algeciras podrían ser un impulso clave para el proyecto.
Según Alejandro Castillo, ingeniero de Caminos y profesor de la Universidad de Granada, la infraestructura es técnicamente factible, pero requeriría una inversión de entre 10.000 y 20.000 millones de euros, lo que representa entre el 2% y el 5% del PIB de España. Se estima que la duración de la construcción del túnel sería de entre 10 y 15 años.
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