La salud global se ve amenazada por una problemática que requiere atención urgente: la sobrepesca. Los océanos, nuestros grandes proveedores de alimentos y recursos vitales, están en peligro, y con ellos, nuestra seguridad alimentaria.
Se estima que los océanos albergan una vasta variedad de peces y mariscos que representan una fuente insustituible de nutrientes esenciales para más de 3.000 millones de personas en el planeta. Sin embargo, las prácticas pesqueras insostenibles están agotando estos recursos a un ritmo alarmante, dejando a millones en situación de desnutrición.
Afortunadamente, la solución puede estar más cerca de lo que imaginamos. La adopción de métodos de pesca sostenible podría cambiar radicalmente el panorama. Según datos recientes, si todas las pesquerías globales adoptaran estas prácticas, podríamos incrementar nuestras capturas en 16 millones de toneladas anualmente. Este incremento podría cubrir las necesidades nutricionales de millones de personas, incluyendo cuatro millones que sufren de anemia por deficiencia de hierro y 18 millones con insuficiencia de vitamina B12.
Además, la pesca sostenible podría ayudar a combatir deficiencias de zinc y calcio en más de 26 millones de personas, y mejorar la ingesta de vitamina A en cinco millones, previniendo la ceguera infantil.
Asimismo, está demostrado que el pescado y los mariscos son una excelente fuente de ácidos grasos omega 3. Un total de 38 millones de personas carecen de niveles saludables de estos nutrientes esenciales. La pesca sostenible podría satisfacer estas necesidades, contribuyendo a disminuir las tasas de enfermedades cardiovasculares.
Para lograr esto, los gobiernos deben poner la sostenibilidad en el núcleo de sus políticas alimentarias y establecer normativas que respalden y promuevan la pesca sostenible, especialmente en economías emergentes.
Es el momento de actuar. Los océanos son un recurso invaluable que debemos proteger para nosotros y las futuras generaciones.
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