En la insondable lucha contra las bacterias, ha surgido una nueva clase de adversarios, dotadas de una resistencia asombrosa a los medicamentos. Estos microorganismos indomables, conocidos como superbacterias, son variantes bacterianas equipadas con mecanismos genéticos que les brindan la capacidad de resistir los antibióticos más potentes de nuestro arsenal médico. La creación de estas superbacterias se atribuye a la aplicación excesiva e indebida de antibióticos en la medicina humana y animal.
Con la propagación de nuevas formas de resistencia a nivel mundial, nuestras defensas para combatir infecciones comunes se ven amenazadas. Las repercusiones son graves: aumento de mortalidad, prolongación de enfermedades y costos médicos inflados por hospitalizaciones más extensas y cuidados más intensivos. Las intervenciones médicas como trasplantes, quimioterapia, tratamiento de diabetes o cirugías importantes se convierten en procedimientos de alto riesgo sin antibióticos eficaces.
Las superbacterias se pueden encontrar en diferentes espacios, incluyendo hospitales, hogares, comunidades y entornos naturales. En hospitales, presentan un problema mayor debido a pacientes con sistemas inmunológicos vulnerables y la exposición constante a antibióticos. En hogares y comunidades, se transmiten a través de contacto con individuos infectados, objetos contaminados o alimentos.
No todas las superbacterias son maléficas. Algunas, como ciertas cepas de Staphylococcus epidermidis, pueden prevenir la colonización de patógenos más dañinos, actuando como una barrera protectora.
Las superbacterias emergen debido al abuso y mala utilización de antibióticos en humanos y animales, a menudo sin la supervisión profesional necesaria. El uso de antibióticos para tratar infecciones virales o como estimulantes del crecimiento en animales, o para prevenir enfermedades en animales sanos, ha exacerbado el problema.
Las superbacterias no son inherentemente perniciosas. De hecho, algunas juegan un papel beneficioso en nuestra salud. La microbiota intestinal, que alberga varias bacterias resistentes, contribuye a la digestión, la síntesis de vitaminas y el fortalecimiento del sistema inmunológico.
Algunas de las superbacterias más notables son Staphylococcus aureus resistente a la meticilina (SARM), Enterococcus faecium resistente a la vancomicina (ERV), Klebsiella pneumoniae resistente a los carbapenémicos (KPC), y Escherichia coli productora de betalactamasas de espectro extendido (BLEE).
Es vital prevenir y controlar las superbacterias. Para esto, el uso responsable de antibióticos, mantener una higiene adecuada, y mantener las vacunas al día son de suma importancia.
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